domingo, 28 de octubre de 2012

Primeras nieves de otoño



Con la excusa del intenso frío hemos puesto rumbo a Sojuela para subir a Moncalvillo buscando las primeras nieves del año, con la intención de bajar por la senda de las neveras con el aliciente añadido de la nieve.

Después de un verano seco y caluroso, y de varios días de lluvias propias de esta época del año, las primeras heladas y las primeras nieves nos han sorprendido y nos han pillado un poco desprevenidos. A todos: personas, animales y plantas.

Hoy somos un grupo numeroso: somos cuatro. Iniciamos la ruta por la senda que discurre entre pinares


 y que nos lleva por unas praderas

al camino que sube de Sorzano a Moncalvillo. En vista de que la ruta iba a resultar algo corta, decidimos alargar el recorrido pasando por la ermita de la Hermedaña.

Tras bajar por unas bonitas sendas

comenzamos el ascenso por camino hasta el comienzo de la regadera. En este momento la fina lluvia se convierte en nieve, y poco a poco empieza a arreciar.


Iniciamos el penoso ascenso a la ermita empujando la bici


y, casi sin darnos cuenta, empezamos a pisar nieve.

Nieve que, sorprendentemente, cubre las hojas aún verdes de las hayas.
 
Cuando reanudamos la marcha pedaleando, las hojas, la nieve y la humedad hacen muy difícil mantenerse en la bici 

exigiéndonos un esfuerzo mucho mayor,

lo que nos obliga a parar frecuentemente, momento que aprovechamos para poder fotografiar pequeños detalles

 Una vez en la ermita paramos a descansar y comer algo. La ermita está más fría y solitaria que de costumbre.

Reanudamos la marcha con mucha dificultad hasta llegar al canchal, desde donde continuamos andando. El camino que sube hasta el puesto de vigilancia también lo hacemos casi todo caminando porque la pendiente, lo resbaladizo del terreno y nuestras mermadas fuerzas no nos permiten pedalear muchos metros de forma continuada.

Una vez arriba, el silencio,

 la nieve y la niebla

 lo envuelven todo con un aire mágico.

Pero volvemos a la realidad e iniciamos el descenso, con precaución al principio, pero ganando confianza poco a poco, disfrutando mucho de una bajada que cada vez está más limpia

y que cuando termina la nieve luce en todo su esplendor otoñal.


Tenía ganas de bajar por aquí con mi YT y la realidad ha superado todas las expectativas. Suspensiones, ruedas y frenos han respondido de forma impecable a las exigencias de la bajada

Finalizamos nuestra ruta por la senda del Molinero, 

donde el paisaje vuelve a cambiar y volvemos a ver flores

que acaban de brotar de nuevo gracias a la humedad.


Y al ver las flores y recordar la nieve que hemos pisado hace pocos minutos entre niebla y silencio me pregunto si no habrá sido sólo un sueño…

Y con esta crónica termina una trilogía en la que hemos asistido a los colores propios del otoño, a las primeras lluvias y a las primeras nieves. Todo en un plazo de 20 días en el que hemos pasado de la ropa de verano, pasando por el chubasquero, a la ropa de invierno.

Ahora llegan unos meses de días cortos en los que tendremos que arañar unas horas para poder seguir disfrutando de nuestra afición.

domingo, 21 de octubre de 2012

Lluvia en los Cameros



Llevaba dos días lloviendo y el monte estaría mojado y embarrado. Las previsiones daban lluvia para hoy. Así que el problema se reduce a elegir una zona donde no se acumule mucho barro e ir preparados con ropa de repuesto.

La zona elegida: el camino de Pinillos a Gallinero, el GR de Gallinero a Villanueva y la calzada romana para volver a Pinillos. La subida al Horquín la dejamos para otro día.

Así que dejamos el coche a media subida de Pinillos y completamos por carretera los pocos km. que nos quedan hasta este pueblo colgado en la sierra camerana. 



Continuamos por la pista que sube hacia el Horquín. Resulta asombroso ver cómo unos días de lluvia pueden cambiar tanto el paisaje. Hasta hace poco el monte estaba muy seco, pero las lluvias recientes han sacado a relucir el colorido de otoño, aunque apagado por el día tan nublado. 

Pedaleamos por un robledal en el que sobreviven algunos ejemplares centenarios.


La lluvia que nos acompaña desde la salida va arreciando y decidimos acortar la ruta, desviándonos por la pista que nos llevará hasta las inmediaciones de Gallinero. Así, el robledal deja paso a las hayas que aún lucen sus hojas verdes a pesar de lo avanzado de la estación.
 

 La lluvia realza el contraste de colores, y las setas,  que brotan en los lugares más insospechados,

 ponen un punto de claridad entre la hojarasca de las hayas



 y entre la hierba

En un punto nos desviamos a la derecha para bajar a Gallinero por el GR. Hasta ahora habíamos pedaleado por asfalto y pistas en muy buen estado y nos hemos librado del barro, pero no sabemos cómo estarán las sendas.

 Una vez tomado aire en Gallinero, continuamos por el GR que baja a Villanueva, y que al principio discurre paralelo a la carretera que sube a Gallinero,

pero poco a poco va cogiendo altura


permitiéndonos tener unas buenas vistas del pueblo.
 
A pesar de la lluvia la senda está muy bien y es muy divertida,  aunque hay que tener cuidado con las rocas, que están muy resbaladizas y nos hacen desmontar en un par de ocasiones. Continúa con una bajada de varias zetas 


en la que ponemos en práctica con mayor o menor fortuna la técnica de levantar la rueda trasera y girar la bici. 

Y tras cruzar un arroyo que vuelve a llevar agua

nos metemos en el hayedo,

donde la luz filtrada por las hojas mojadas 

y las hayas retorcidas dan un aire algo irreal al entorno.


Llegamos a Villanueva, pueblo donde la gente se vuelve a mirar a dos locos empapados que aparecen de la nada en un día de perros. Y continuamos hasta Pradillo por la calzada romana, donde una raja en mi cubierta delantera hace que nos tengamos que detener un rato bajo la lluvia.

Tras cruzar el puente romano de Pradillo, 


 iniciamos la subida por la calzada romana

entre robles


hasta llegar a las peñas

donde paramos un rato a admirar las vistas

sobre el valle del Iregua.


Después de una bajada rápida alcanzamos de nuevo la cota del río Iregua.


poniendo fin a una excelente mañana endurera en la que la lluvia, lejos de ser un incordio, nos ha hecho revivir como almonte después de un verano tan seco.




martes, 9 de octubre de 2012

Colores de otoño



Cuando va avanzando el otoño y las tardes son cada día más cortas, las salidas en bici ofrecen cada vez menos alternativas. El hecho de salir desde casa hace que una buena parte del poco tiempo disponible lo utilicemos en pedalear por los caminos cercanos a Logroño, tantas y tantas veces recorridos, o repetir hasta la saciedad las zonas interesantes más cercanas.

Es en estas fechas cuando la alternativa de coger el coche para acercarnos a cualquiera de los parajes cercanos para disfrutar el poco tiempo disponible por zonas mucho más interesantes es aún más tentadora.

Además, esta época cuenta con el aliciente de ver cómo el campo se llena de colores propios de otoño.



Por eso, no ha sido nada difícil convencer a mi amigo Paco para hacer una ruta endurera por una senda ya repetida pero no por ello menos interesante y que él aún no conocía.




Así que hemos recorrido la parte de la senda del cañón del Leza por su parte más expuesta





y espectacular

La gama de ocres


y granates nos recuerda a los viñedos de zonas más bajas



La naturaleza nos brinda ahora un espectáculo de color que contrasta con la monotonía cromática del verano.



Paco demuestra sus habilidades en zonas técnicas


y disfruta de esta ruta corta

pero espectacular

Después de una hora de subida y media de bajada

llegamos a Soto a la hora prevista.


Una ruta corta ideal para el poco tiempo del que disponíamos, pero que nos ha permitido disfrutar mucho y que ha hecho las delicias de Paco que no conocía esta senda.

Todas las fotos en:
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